El Támesis se funde con aguas solo existentes en el Inframundo, otras aguas quedan engullidas en la tormenta que dejamos atrás. No tardamos en ver otra tempestad en la que el Barquero nos introduce para dar con una Puerta Oscura que abre para nosotros. Antes de atravesar las puertas el Barquero nos dice con su voz fantasmal «Conservar la cabeza en vuestro lugar» . Todo dentro se mueve con más fuerza en mitad de aquella tormenta mientras ánimas y espectros dejados llevar por la locura se acercan por mar y aire.
La barca vuela entre la tempestad dejando atrás el mar, el barquero pega con bravura a los espectros que agresivamente se acercan sin cautela a nosotros, de repente uno de los espectros toca a Rubik y le dicen:
– ¡Connor, tu vida se acabará! Has pagado un precio muy alto.
– ¡Al centro de la barca! – le dice Hood sentándolo de nuevo. – ¿Que haces acercándote a ellos? ¡Nos pones en peligro!
Se abre otra Puerta de Oscuridad, acaba la tempestad y ante nosotros se alzan miles y miles de metros de murallas. Entes se concentran en el puente. En las colinas se divisan casas destartaladas y retorcidas de siglos atrás.
– Bienvenidos a Estigia, la ciudad de los muertos.
A nuestro al rededor, más barqueros conducen a más fantasmas que claramente no brillan tanto como nosotros cinco. Hood pregunta:
– Estigia es muy grande, ¿A donde queréis ir?
– No me gusta este sitio, falta vida- Aparece el bastón de Perseus brillando. Es un bastón que le fue regalado por el Hada Lady Aurora hace unos días cuando partió junto a ella, con Wolden. A parte del bastón les ha concedido a Perseus y Wolden una armadura que en mi opinión debería quitarse, porque ya brillamos bastante, pero ir con armadura dorada como va Perseus llama la atención más que un Caballero del Zodíaco en… en cualquier sitio la verdad, un Caballero del Zodiaco es indiscreto siempre.
– Necesitamos un sitio seguro para estará Hood – le comenta Perseus.
– Os llevaré a una casa franca, darme un rato y volveré, pero a la vuelta me pagais otra de esas monedas de plata.
– Vale – Rubik cierra el trato con él. Tenemos aún algunas monedas de oro de Aided y 99 de plata de Penny pues usamos una para pagar a Hood el viaje. Entendemos que las de oro serán para la barca de vuelta. Por desgracia no podemos pagar al barquero por adelantado el regreso pues el barquero que nos ha traido puede que no esté cuando volvamos a necesitarle. Los barqueros van y vienen.
– También buscamos a un alma, lo llaman Rey Jorge.
– Buscaré entre mi red de información. Ser discretos. – Hood bajó su capucha y ser marchó.
Miramos al rededor, estamos en una especie de mercado, en ese momento nos paran unos guardias romanos:
– ¡Quien va! -nos giramos alarmados, parece la «policía» del sitio y nos preguntan cosas que no sabemos si podemos o no contestar. De entrada preguntan qué nos ha traído a Estigia, o algo tan simple como cómo hemos muerto, porqué brillamos y mucho, a Estigia deben ir las almas de los muertos y nosotros por alguna razón no brillamos como los muertos habituales porque somos magos, ¿ pero cómo hacerle creer a este hombre que somos inofensivos pese a ser magos sin decirle que somos magos? Por alguna razón nos cree, cree que somos nuevos y que nos han hablado de Estigia y hemos decidido venir unos días a ver la ciudad ¿Será que las almas hacen turismo?
Se va el guardia con la mosca un poco detrás de la oreja y advirtiéndonos que estamos avisados y que más vale que no demos problemas. Pasada la tensión del momento nos fijamos en lo que sucede al rededor.
Parece que es una Lonja, muy oportuno al lado del puerto de barqueros. Hay unas casas donde se ofrecen «oficios» de gremios, cada gremio está ilustrado en la puerta de la casa con un dibujo y dicho dibujo da la pista de a que se dedica el dueño de la casa y por tanto que ofrece por unas monedas. Entre los dibujos creemos ver:
- Un Laud, el arte del lamento. Son Bardos.
- Máscaras
- Martillo, obvio forjarán armas, tienen pinta de artesanos.
- Puño, imaginamos que son guardaespaldas. Hay un tipo muy serio vigilando la entrada de hecho. Dentro hay Furias y Guerreros.
- Marioneta. Titiriteros, sean quienes sean.
- Balanza
- Ojo. Oráculo.
- Farolillo
- Llama entre las sombras. Hay allí perdonadores, luchan contra la oscuridad del alma.
- Durmiendo. Son soñadores y artistas.
- Alas
- Otro dice Monitores, rastrean.
-¿Creéis que necesitaríamos de algún sitio de estos?
– Hombre un guía estaría bien pero no veo en cual podríamos tener uno, quizá si algún dibujo fuera un mapa…
– ¡MÁSCARAS!- una preciosa mujer victoriana cuya pálida piel resplandece más que el de la porcelana blanca sale de la tienda de Máscaras – Compren útiles máscaras.
Nos acercamos a la tienda de la joven, ella nos da paso, se mueve mecánicamente y es sumamente educada. Hay máscaras que parecen reales, son bellas, son puro arte, se notan y ella habla de las máscaras como si el arte y el amor a la dedicación del trabajo bien hecho estuviera en todas y cada una de las máscaras que vemos.
– Esa que toca son 20 monedas de oro.
– Que caras.
– El arte es caro, si desea algo barato quizá esta no sea su tienda. Mis máscaras ocultan cosas, disimulan…. cosas – nos mira ante la evidencia. – Y también pueden llamar la atención, pueden ser bellos, sublimes o feroces con ellas.
– Necesitaríamos más que nada algo … discreto… para fundirnos entre la gente de aquí, no se si me entiende – le dice Perseus.
– No cabe duda que ustedes brillan mucho entre estas tinieblas. Tengo máscaras que atenuarían la luz por un precio barato de 5 oros, y otra que la ocultaría del todo por 20. Mis máscaras se ajustan perfectamente al rostro y al cuerpo.
Debatimos sobre qué hacer, hay que ocultarse pero creemos que el precio es excesivo. El Barquero aceptaría monedas de plata también pero tenemos pocas de oro de las que nos ha dado Aided. Nos llegaría para pagar una buena a Wolden que es alguien a quien debemos proteger a toda costa para salir de Estigia y para unas máscaras mediocres para los demás.
Hablo con ella yo. La convenzo para que en vez de dinero nos ofrezca algún tipo de trato. Me ofrece un trato maravilloso. Nos da 5 máscaras de ocultación total por un favor. Frente a su tienda hay la tienda de un competidor de máscaras al que veo desde nuestra posición. Si le destruimos el negocio, le da igual si le destruimos o no a él, nos regala las máscaras.
– ¿Que os parece?, desde aquí puedo inducir a ese hombre a que salga de la tienda por cualquier capricho, quemo la tienda creando fuego y la destrozo. A él no le pasa nada, y obtenemos las máscaras gratis. – mejor plan no lo hay. Estaba orgullosa con mi método de negociación.
– Oh no no no, no conocemos a ese señor, ¿porqué quiere destruirle el negocio? no nos deberíamos meter en eso, no conocemos a esta señora ni sus tretas. -Perseus no acepta el trato y como no estamos de acuerdo todos en que hacer finalmente salimos. – No creo que haya que meterse en lios tan pronto
– Nos vamos, me sabe mal. Quizá otro día o más tarde cuando vean que en efecto su arte vale la pena – le digo a la hermosa mujer mecánica.
Salimos de allí cuando vemos a Hood bajo su capucha. Nos lleva hasta a una casucha, subimos unos pisos y nos metemos en uno de ellos. Pagamos a Hood una moneda de plata. Le comentamos que nos querían vender unas máscaras que necesitábamos pero era mucho oro para nosotros que solo teníamos monedas de plata para dar. Hood nos ofrece conseguirnos máscaras por 7 monedas. Le regateamos a 5 monedas de plata, nos ruega que esperemos y que no abramos a nadie que no sea él. No toca que vaya nadie pero por si acaso. No tardará muchas horas en traernos lo que pedimos.
Hechizamos el lugar para que si alguien entrara viera una pared en una habitación vacía en vez de a nosotros al fondo. Tras la pared no se oiría el sonido en caso de tener que hablar. También lo arreglamos para que la pared descargue un daño a todo aquel que la cruce que no seamos nosotros o Hood. Con la sensación de sentirnos seguros, nos acurrucamos para dormir. Además, hechizamos el sitio para que no diera ganas entrar a nadie de por si.
Al cabo de unas horas algo ocurrió. Se abrió de sopetón la puerta y unos maleantes entraron arrastrando a alguien a quien tenian atado y con la cara bajo una bolsa para que no lo vieran.
– Soltarme malnacidos! os arrepentereis.
Nos levantamos súbitamente.
– ¿Le ayudamos? – susurró Rubik.
– Yo no me metería, no es seguro y parecen unos chungos – susurró Commit.
Wolden y yo nos miramos.
– Pero…. ese pobre hombre… – susurraba Perseus.
– Y si el pobre son los otros, y ese hombre es un criminal al que están ajustando las cuentas eh? – susurraba Commit.
Wolden y yo nos mirábamos.
– Pero es que… no se -susurraba Perseus
– Bajar las voz en serio – decía Rubik.
Wolden y yo nos mirábamos. Al fin dije, y sin susurros.
– ¿Porqué hablan bajito?
– No lo se, porque se supone que aquí no nos oye nadie, pero debemos ser los únicos que lo saben.
– Jajá. ¿Va listillos qué hacemos?
En ese momento parecía que los malechores se acercaban a la pared. Al topar con la pared una llamarada de luz los envuelve y los carbonizan y caen heridos al suelo. El encapuchado secuestrado está en el suelo, no lo han acercado y por tanto no se ha quemado.
– ¿Que ocurre? SOY DE LA GUARDIA OS ARREPENTIREIS
– Mierda! un soldado romano de esos – dice Commit quien se ha dado cuenta de a quien tenían secuestrado
– Pues mejor si nos debe un favor – Perseus sale y le habla para calmarle y soltarlo.
Por desgracia las heridas de los otros son graves y los espíritus abandonan su cuerpo. Aún así parece el guardia toma los asesinatos como un favor que nos debe por haberle liberado.
Wolden se va a los cuerpos y se pone a sacarles la quintaesencia.
– Me llamo Máximo y ahora sois mis aliados y salvadores.
Máximo, quien por lo visto es un alto cargo entre los Guardias de Estigia trabaja para el Emperador Caronte. Nos cuenta que Estigia está dividida en subreinos cedidos a nobles y todos ellos son de Caronté.
Le convencemos para que como favor, nos acompañe por Estigia pues buscamos a alguien cuando, inoportunamente aparece Hood y nos pilla con el guardia en el piso franco.
– ¡Que coño…. me habéis vendido! . dice Hood
– Hood, criminal, ladrón de guante blanco al fin te encuentro.
– No… no no esto es un error, el señor entró secuestrado y le hemos ayudado, de verdad. El señor Hood es nuestro casero, por favor Máximo olvide que lo ha visto hoy aqui, que horror que nuestro encuentro acabara de tal modo, con nuestro casero encarcelado por estar donde no debía. Los que le secuestraron entraron aqui por error, ¿es que no lo ve?
– De acuerdo, por la deuda que tengo con vosotros, por esta vez, no lo tocaré pero hasta aquí la deuda. Pareceis honorables pero vuestro casero es un indeseable.
– Manda huevos, me mandáis a por pieles y me encuentro esto.
– ¿A por qué? -se alarma el Guardia
– ¿A porque? – preguntamos ignorantes.
– He tardado horas en matar a todos estos para vosotros.
– ¿Cómo? no hemos… oh no crearás Máximo… solo le pedimos máscaras de esas.
En su debate interno de matar o no a Hood discutíamos con Máximo. Como dijo Wolden no teniamos ni idea de ese mundo ni de como se conseguían cosas en este caso y por lo visto las máscaras no son cosa de ir y moldear arcilla. Yo no veía como arreglar la situación cuando Rubik se acercó a Máximo y compartió con él un pensamiento.
Julia y su amado marido Connor trabajaban en un experimento crucial junto con Edward Norton, un científico de mente brillante.
A sus 90 años Connor teme a la muerte como su esposa, hay tanto que hacer, tanto que aprender, tanto que descubrir que una vida no les ha sido suficiente, no es aún su momento de dejar este mundo, no lo es.
A los 50 años habían tenido a su hija Silvia.
Creyendo haber descubierto cómo rejuvenecer aquel día era especial. Julia le mira «lo conseguiremos » dice ella confiando en Connor. Se ponen cada uno en un aparato que les clava agujas por todos lados. Por un momento duda pero ahí estará la juventud. Sonrie a Julia y acciona el dispositivo.
A través de las agujas siente que la energía de la juventud empieza a invadirle. Observa como su amada Julia va rejuvenciendo poco a poco. Se abre una puerta de forma abrupta y la Tecnocracia entra parando el experimento a la mitad «la humanidad no está preparada» dicen y todo se tiñe de sangre.
Norton muere de un disparo, el segundo va a la máquina. El funcionamiento se altera. Julia torna su mirada en miedo, se le va la juvetud de nuevo, envejece rápidamente, y más, grita, y sigue envejeciendo hasta que muere momificada. Pero en cambio, Connor rejuvenece quedandose por cuerpo el de un niño de 10 años.
Todo se vuelve móleculas al rededor de Connor y de pura rabia dispara sobre la tecnocracia su distorsión de la realidad. Sostiene a su mujer en sus nuevos bracitos y en ellos ella se convierte en polvo y se deshace. Con lágrimas en los ojos le promete volver a verla aunque sea en otro mundo. Solo queda en el suelo un cubo de cristal azulado, la primera pieza del cubo que Rubik usa para hacer magia y así se hace llamar desde entonces Connor: Rubik, el niño que es un viejo.
Tras esto, Máximo conmovido por el buen fondo de Rubik lo deja correr. Esperamos no haber perdido un contacto honorable en el inframundo pero está claro que no podemos pedirle que sea nuestro guia. Máximo decide dar 1 día a Hood para que se vaya de la ciudad. Luego pagamos a Hood quien está muy cabreado con nosotros por el susto y nos lanza las pieles. No son solo máscaras sino que son el pellejo a cuerpo completo de un alma para ponernos. Por lo visto las máscaras no están hechas de materiales inertes, se hacen a partir de matar a alguien y literalmente te pones su piel que se ajusta a tu cuerpo y así cambias de apariencia, además ocultan un poco el brillo que desprendemos a ojos de ánimas normales. Obligados por las circunstancias nos metemos en la piel, nos da mucho mucho asco pero hay que hacerlo. Está claro que el inocente Hood por 5 miseras platas ha matado hoy a una mujer, dos hombres adultos y dos niños para conseguirnos unas pieles de nuestra talla. ¡Dos niños! y ahí estaba Hood cabreado como si le hubiéramos hecho una jugarreta sin remordimientos del crímen y lo peor, no teníamos más remedio que usar las pieles y las ropas de ellos. La verdad es que Hood había pensado en todo, pese a lo poco afectado está por su crimen hay que darle las gracias.
Connor le pregunta por el «Olvido» en una esquinita.
– Voy a dormir aqui. He oido algo sobre el Rey Jorge, está por las montañas del norte, se dedica a perdonar pecados. Hasta mañana no sabré más.
Cuando nos sentimos descansados y listos decidimos dejar el piso franco y a Hood en él durmiendo. Los trajes funcionan porque nadie nos presta atención. Nos guiamos por la brújula de Aided por los retorcidos caminos y senderos que se superponen en las distintas realidades pasadas.
Estigia, oscura y cruel mejorar a medida que vamos saliendo de su centro y nos dirigimos a las colinas el segundo día. El tiempo sigue adelante y nos preocupa estar ahí más de una semana. No hemos visto coches ni vemos cómo sacar combustible pues no hay oxígeno, no hay petroleo.. tampoco vemos ningún otro modo de transporte, aunque hay carruajes tirados por personas, los llevan los ricos.
Estigia es socialmente cruel, hay gente muy miserable y algunos claramente ricos que manejan el cotarro.
Paramos frente una fábrica y volvemos a ser golpeados por la sórdida forma de vivir que hay en Estigia. Hacia la fábrica un séquito de fantasmas encadenados era llevado a dentro. Otro grupo en fila india se dirigía a las puertas, los fantasmas llevados allí lloraban mientras algunos les increpaban. Otros miraban serios.
Nos enteramos con horror que iba a ser de ellos. En la fábrica de aquel mundo sin materiales, las almas eran la materia prima. De aquellos condenados se harían muebles, caminos, telas… súbitamente miro al suelo, al pavimento, luego miro a la fábrica, a los edificios, las puertas, … y abro los ojos a la dura realidad, cada cosa creada, cada adoquín, cada ladrillo es un reclicado de alma salido de aquella fábrica.
Dos ricachones, con muchos anillos y joyas miraban con entusiasmo a los esclavos que entraban a la fábrica.
– Nuevos productos mañana, que bien que bien. – dijo ella avariciosa.
Iba a gritarle algo cuando veo a mis compañeros ir hacia ella.
– Que anillos tan bonitos señora. – dice Perseus – pero los he visto mejores.
La están liando a ella y al marido. Perseus y Connor aseguran que somos joyeros y que podemos darles un anillo especial, uno de verdadero metal cosa que pocas veces llega al Inframundo, codiciadas son las joyas de verdadero metal pues allí todos son de almas, como precio pedimos un lugar para pasar la noche y un transporte.
Lady Margaret y Sir Antuane nos invitan a subirnos a su carro y nos llevan a su palacete.
Pasamos la noche con Lady Margaret que quiere oir más y más sobre el supuesto anillo que le vamos a hacer. En el fondo solo esperamos pasar el paso haciendo uno que dure lo suficiente para vernos partir con un carruaje antes de que la magia se deshaga. Le pedimos que nos deje a solas para forjar su anillo.
Yo estoy ardida en rabia. Darle un anillo a esos dos codiciosos para que lo luzcan entre anillos de almas que nadie va a llorar. Todo el palacio rezuma avaricia. Todo es grotescamente amplio, grande y caro, y ahora sé que esas columnatas, esa alfombra, esas figuras, esos cuadros, esa mampostería son almas usadas como materia prima.
De saber que debo matar para crear mi palacio consideraría sobrevivir con lo mínimo. Pero estos no, estos buscan la ostentación. Como mi familia, mi noble y rica familia que les da igual a cuanta gente explotar para tener algo mejor.
– Nos han salido 12 anillos!!! y dudo que desaparezcan pronto!
– Somos unos cracks.
Me vuelvo, doce para estos miserables nobles.
– ¿A si que doce eh?, a ver, a ver.
Cojo los anillos, con gran sobervia. Afectada por todo el día, por el suelo que pisaba, por los dueños de la casa, por la piel que llevaba puesta de alguna alma de mujer que no esperaba que Hood la saltara para ser usada de vestido, reviento.
Sobre los anillos lanzo una maldición. Una maldición de avaricia para castigar la propia avaricia. Los anillos serían para Sir Antuan y Lady Margaret, pero lo pagarían con sangre porque los anillos serian codiciados, muy codiciados y todo el que los viera los querría para sí.
-¿Están mis anillos? -entraron abruptamente.
– Aquí están, Connor y Perseus han hecho anillos demás!, no se si tendrá dedos para tantos Señora- le digo con malicia.
Es verlos y se lanza a ellos, se los ponen desesperados los dos. Felices por tenerlos nos dejan y nos dicen que habrá un carruaje tirado por esclavos suyos listo en la entrada mañana para nosotros.
Perseus y Connor están tan contentos de su obra. Y yo también claro, yo estoy muy contenta con su obra y mi aportación a la causa. Se les iba a quitar a esos dos las ganas de seguir coleccionando almas.
Por la mañana nos subimos al carruaje y con mucha más rapidez que yendo andando, fuimos investigando sobre el Rey Jorge que no parecia tan poca cosa a medida que preguntábamos y desde luego no era un cualquiera como nos había estado diciendo Aided, muchos lo conocían.
El camino cambiaba más y más. Las preguntas sobre el Rey nos llevan hasta una colina donde hay una especia de ermita donde el Rey Jorge se dedica a predicar como un sacerdote.
Cuando llegamos bajamos de los palanquines donde nos transportaban y nos cercamos a una concentración de almas bastante grande, vemos entre la multitud a una persona que nos reconoce, la única persona que puede saber quienes somos hasta bajo aquellas pieles que llevamos.
– ¡Chicos! así que le habéis encontrado, cuando vi a quien buscabais me dije, Hood aprovecha y ve.
– ¡Hijo de tu madre! ¡ladrón! – Tuvimos que agarrar al compañero. Por el camino nos habíamos dado cuenta que las máscaras de monedas de oro estaban muy bien de precio pues el oro era una moneda de menor valor en el inframundo, en cambio la plata era una moneda de gran valor y la habíamos estado dando a aquel mequetrefe de Hood como si no fueran importantes plata por oro, y él que lo sabía, se había aprovechado y nos había estafado pero bien.
– Tranquilos, tranquilos chicos. Por cierto, ¿estáis al tanto de las noticias?
– ¿De qué cosa?
– Desde que salisteis del centro de Estigia han pasado cosas raras.
– ¿Cómo raras?
– Si, veréis, rondan por ahí unos anillos malditos de metal auténtico – tragamos saliva – el caso que están causando un gran revuelo.
-¿Cómo que malditos?
– Si bueno, cuando los miras te dan ganas de tenerlos y la gente se los van quitando unos a otros, los guardias andan locos parando peleas.
– ¿Por los anillos? ¿Y de ahí se deduce que están malditos?
– Bueno… quizá … alguien los maldijera -dije.
Me miraron muy serios. Qué puedo decir: UPS!
– ¿Cómo se te ocurre? – dijo Perseus
– Eran gente horrible que merecían tener lo que pidieron, unos anillos que todos quisieran tener, y eso les di.
– Ay madre. Y se han hecho famosos.
Vemos a Hood en una cola a la espera de ser atendido por el famoso Rey Jorge. Va con túnicas ceremoniales y atiende a cada seguidor. Tras gritar palabras de consuelo a todos y predicar que el mal habita en nosotros y que hay que expulsarlo con su fe vemos como realmente coge el mal que está sesgando el alma del propio Hood y lo saca fuera como una sombra que es absorbida por Jorge.
Hood vuelve a nosotros con mejor aspecto. Por lo visto tanta muerte va astillando su alma, viene a sitios de estos de vez en cuando, depura su alma y luego hala, a seguir delinquiendo. Estigia es lo peor que vi en humanidad, pierdes la fe en ellos desde que entras hasta que sales, si es que sales.
Cuando acabó el Show nos acercamos al Rey Jorge y nos hizo pasar a un sitio más intimo y entramos en la ermita. No muy lejos nuestra había guardias que vigilaban cada uno de nuestros movimientos.
Connor pregunta qué hacía, y le dice que lo que hace es purgar a las almas de aquello que las está corroyendo otorgándoles así el perdón. Connor le dice que tiene un secreto que le corroe el alma día y noche y que por favor si le puede ayudar y liberar su alma del dolor. El Rey acepta y pone sus manos sobre Connor quien empieza a brillar intensamente y se lia parda. El avatar de Rubik se le aparece, le rodea como un puzzle y su cuerpo se ve con una armadura espiritual. El avatar brilla con la luz más blanca que hayamos visto nunca y con la voz de Julia le dice:
Debes liberar la pena,
pero el camino no debe depender de otros.
Aún somos jóvenes, pero lo lograremos.
El Avatar a dicho a Rubik que para lograr poner en calma su conciencia no vale el camino fácil y le ha protegido del poder del Rey quien hecha unos pasos atrás al ver que Rubik no es un alma como las otras, nos mira.
– Sois… sois… mis invitados. – todo es tan raro.
– Venimos en son de paz, por favor sentémonos a la mesa a hablar.
Llega la hora del crepúsculo y nos revela que nos ve. Que sabe que somos magos y que quiere saber quien nos envía, quienes somos y porqué estamos ahí.
Commit lo suelta todo. Cuenta que Aided nos han enviado aquí para volver con el Tomo y sin él no volveremos a la vida y coinciden ambos en que la tipa es una «zorra» pero nos reprocha nuestra ignorancia de no saber nada sobre su mundo y no saber cosas tan importantes como que el Avatar impediría que él purgara el espíritu. Wolden tiene razón, no tenemos ni idea de ese mundo en el que nos hemos metido y su mirada en cada una de este tipo de situaciones es de «os lo dije cabezotas, os lo dije ¿pero escucháis? no, para qué».
Nos cuenta el Rey Jorge que tiempo atrás él se dedicaba purgar los restos de magia y muerte del cuerpo de los Euthánatos para que este no se les deforme. Hubo un tiempo en que colaboró con Aided, era por entonces una mujer noble de espíritu pero voraz de conocimiento. El Rey encontró un día el tomo, era un Tomo que hablaba sobre el Avatar y ella se obsesionó con él. Intentó robárselo, el libro hablaba sobre sombras teorías de cómo liberar almas.
Connor intenta hacerle entender que la debería perdonar y debe devolverle el Tomo. El Rey se cabrea cuando removemos el asunto y el mal de su interior descontrola, la oscuridad le posee y las sombras lo envuelven, el mal absorbido lo corrompe. Los guardias se dividen entre ayudarnos o no. Por suerte la mitad sí está de nuestro lado y ve que el peligro está en el Ente que es ahora el Rey, la otra mitad nos ve como culpables de provocar y alterar el equilibrio del Rey Jorge y revelar en él a semejante criatura, y se disponen a atacarnos, lo más llamativo es que algunos de los guardias tienen los anillos de Perseus.
Empiezan a rodearnos, al fondo unos guardias pelean con otros. La sombra nos lanza con una tormenta de fuego, Perseus deja una bola de fuego rodando hacia la sombra, cojo la llama y la uno a la bola de Perseus dando más poder aún a la bola que se dirige hacia la sombra del Rey.
El Rey nos sigue lanzando ataques de fuego, por suerte con un contahechizo paramos un poco los ataques pero nos vemos en mitad de un aro de fuego y más allá de él guardias se debaten entre entrar a dentro o esperar a que salgamos del círculo de fuego para atacar.
Commit con su capacidad de transportar cosas sabe exactamente la hubicación de cada anillo y trae en mitad de los guardias 5 de estos anillos. Lanzamos un hechizo que hace llamar la atención sobre los anillos a los guardias, de modo que aliados o no empiezan a pelearse hasta la muerte por poseer los anillos. Lo peor de esto es que algunos de nosotros empezamos a estar afectados por los anillos pues a veces dejamos de atender a ataques de la sombra para hacer el amago de ir por uno de los anillos. Contamos en total 5 anillos a mano, 3 en verdad pues dos los hemos derruido en pedacitos cuando veíamos que nos poseían a nosotros, cosa que no ha evitado que 4 guardias se pelearan en el suelo por las astillas de oro que quedaban.
Vemos la conflagración de un fuego fantasmal apunto de extallanos pero la usamos contra la gran Sombra del Rey acabando con ella finalmente. Respiramos profundamente cuando vemos que los pocos guardias que quedan en pié están armados y con armadura y están muy atentos a nosotros.
– ¿Qué le habéis hecho malditos?
Los guardias, aún más devotos en la fe del rey que los propios feligreses vienen a nosotros enfurecidos y sin 5 anillos para distraerles nos iban a hacer trizas. Agarran poderosas espadas negras y sables de acero oscuro con rabia. Wolden es empujado a las llamas y cae inconsciente por un mal golpe. Perseus cae conmigo. Parece el final, parece aquel día en que mi maestro Perseus nos ve caer uno tras otra en una fábrica por culpa del poder de otro libro. Commit quita el fuego que hay sobre Wolden y nos rodea con él para ganar tiempo haciendo del fuego una barrera. Mientras Connor intenta curarnos o al menos ayudarnos lo justo para que cobremos el conocimiento.
Commit convierte los restos de anillo en ácido sulfúrico. De pronto de entre todos los guardias, uno enorme se acerca hacia Commit, viene decidido, poderoso, salta sobre el fuego ágilmente y cae ante Commit como un coloso. Alza su arma y Commit le lanza el ácido y entonces, aquella mole sin más … cae. Un compañero lo ve, no se amedrenta al ver caer al gigantesco compañero, al contrario, se viene arriba, con un grito corre a nosotros, y cuando va saltar el fuego…. tropieza. ¡Dos menos señores!
Manipulamos otra conflagración de fuego fantasmal dejada por la Sombra que estalla y dos guardias más caen heridos, otros dos sueltan las armas y se van con miedo a por refuerzos.
En el suelo los sables de metal negro quedan clavados, las cogen mis compañeros por si acaso. Yo no se usarlas y no me arriesgo a tomar una pues capaz soy de hacerme daño yo misma.
Los sables son de Acero Estigio, forjado con almas y metal de estigia.
Seguimos a la brújula dentro de la ermita, nos conduce hasta una habitación donde encontramos una sacristía. En ella hay una caja cerrada con llave cerca de la pequeña librería que tiene el Rey. El libro estaba en ella encerrado con magia y nosotros teníamos la llave que rompia el sello, al fin sabíamos que hacer con la llave que nos había dado Aided, lo triste es que nos dimos cuenta que el Tomo que tanto protegía el Rey y que no nos quería dar a las buenas para que lo disfrutara Aided tampoco lo estaba usando él, puesto que él de esa caja no lo podía sacar. Años el Tomo guardado ni para uno ni para el otro. El libro es pequeño y polvoriento y en su lomo pone Libro de las Sombras. Sonaba interesante.
Cojo un libro antes de irme de la estantería, por si saltaba la liebre y tenía más libros interesantes, pero no tuve suerte, era un cualquiera inutil para mi .
Cuando tocamos el libro, la llave de la caja efectúa un conjuro, unos tentáculos de oscuridad nos envuelven y nos propulsan a salir de aquél mundo, perdemos la noción del tiempo y espacio por unos instantes y cuando nos reponemos vemos que estamos en la habitación con Aided en el mundo espiritual. La llave de Aided se vuelve polvo.
Aided derrama su sangre en el suelo y volvemos a respirar. Jaina salta hacia a mi del sofá, angustiada nos había estado esperando. Connor abraza su baúl.
En el suelo notamos la alfombra de tela bajo nosotros, que gusto de alfombra, una que no está hecha de humanidad. Atrás en el Inframundo quedaron las posesiones espirituales que no podían venir a este lado: las pieles, los sables y algo que había dejado enterrado Connor en Estigia sin que le viéramos como promesa de volver ahí. En nuestros oídos resonaban nuestros latidos y nuestra respiración.
– Tenéis mal aspecto -dijo Aided
– Es que la muerte no siempre sienta tan bien.
– Os dije que no era buena idea. – Wolden.
Nos encaramos con ella, nos ha engañado para ir. Nos hizo creer que no podríamos volver sin el libro y que estábamos muertos, no estábamos exactamente muertos y realmente hubimos podido volver en cuanto Wolden lo hubiera deseado. Lo bueno es que no hemos perdido tanto tiempo, una semana allí son solo unas horas aquí. Y ahora Aided nos debe un gran gran favor o mucho dinero, según lo que quisieras.
Pasados unos días me pongo en contacto con Aided, ya se cómo va a compensarme. Decido que dado lo mal que lo he hecho en estigia debería saber algo más sobre mágia y poder sacar quintaesencia como Wolden de cualquier sitio pues la magia de fuerzas es difícil en el Inframundo. Le pido a la Inquisidora que me ponga en contacto con un maestro de Cardinal y así lo hace. Estudiaré hasta alcanzar al menos tres esferas útiles. En casa Wolden y yo ahora nos llamamos los «miembros del honorable club de la quintaesencia«.